Un militar serbio acusado de múltiples crímenes de lesa humanidad ha sido
capturado recientemente. Ahora está sentado en el banquillo de los acusados. Una
prueba más que la justicia es inexorable.
El general serbio Ratko Mladic,al que la justicia internacional lo buscó
más de quince años, debe estar cavilando en la soledad de su celda y
considerando que el largo brazo de la ley a todos los alcanza.
Durante sus años de prófugo estuvo refugiado en el pueblo serbio de
Lazarevo, donde una modesta función agrícola le permitió el anonimato. Ratko
Mlatic había sido acusado del cerco militar a Sarajevo, el lugar donde hace 99
años se inició la l Guerra Mundial, dejando el trágico saldo de más de 12,000
muertos.
Comandó, además, la ejecución, en julio de 1995, de 8,000 bosnios
musulmanes en Srebrenica, considerada un área segura por estar protegida
militarmente por soldados de Naciones Unidas y por un batallón de holandeses.
Desde entonces el Tribunal Penal Internacional lo catalogó como genocida e
inició una intensa búsqueda para que enfrente la justicia.
Mladic, fue comandante del ejército de la República Serbia de Bosnia y
Herzegobina y su captura es percibida como un triunfo de la justicia
internacional sobre la impunidad. Considerado no sólo uno de los principales
gestores de la tragedia bosnia, sino que su imagen era apreciada como el símbolo
de las guerras de los años 90 y un obstáculo para la integración de su país a la
Unión Europea.
Anteriormente, se realizó la captura, en el año 2008, de Radovan Karadzic,
uno de los principales aliados de Mladic. Esto pudo considerarse como un gesto
vital en el juego de las voluntades políticas que ha permitido que la Unión
Europea sea percibido como un espacio de derecho.
Ambos arrestos son de gran valor para Serbia, sin dejar de estimar que los
sectores con fuerte dosis de nacionalismo tienen a estos militares como héroes y
ahora mártires de sus proyectos políticos. Sin embargo, las capturas son una
clara señal que envía Belgrado de que su intención de pertenecer a la Unión
Europea es una voluntad política seria y articulada.
La captura de Mladic se dio en un momento crucial. El Fiscal del Tribunal
Penal Internacional, el abogado belga Serge Brammetz, ya está preparando su
informe para el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que lo presentará
la primera quincena de junio, donde se incluirá la cooperación y el apoyo de
Serbia en hacer prevalecer la justicia y el derecho internacional.
Añadido a estas consideraciones está la preocupación que le suscita al
presidente serbio Boris Taine los altos niveles de desocupación y la crisis
económicas por la que transita su país.
La captura, también, tiene una fuerte dosis de psicología política ya que
permite desdibujar la figura de estos militares a quien la población, con su
natural tendencia a la mitificación, les había dado las características de
héroes de personalidad superior a los que su inteligencia y sagacidad les
permitía la imposibilidad de su captura.
La mitología urbana los había revestido de un aura aventurera y singular.
La realidad mostró la verdadera catadura de estos siniestros personajes. Mladic
fue capturado desempeñando modestas funciones campesinas y a Karadzic se le
arrestó vestido excéntricamente y con una gran barba, cuando fue denunciado por
estafa, por personas que lo acusaron de hacerse pasar como médico alternativo
que utilizaba pociones milagrosas en la curación.
Ciertamente, el brazo de la justicia a todos alcanza y pareciera que es
sólo cosa de esperar.
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