Por motivos de seguridad y de conservación, la mayor parte de la colección
se ha expuesto sólo una vez antes, también por sólo unas cuantas horas, hace más
de una década.
MUESTRAN MANUSCRITOS DE LA BIBLIA DE HACE MIL AÑOS POR UNAS HORAS
Jerusalén – Israel.- Unos preciosos manuscritos de la Biblia originarios
de la comunidad judía de Damasco, Siria, fueron exhibidos durante apenas unas
horas en el mes de octubre 2011, ofreciendo un vistazo poco común a una
colección que incluye libros llevados clandestinamente a Israel antes de que la
antigua comunidad desapareciera a finales del siglo XX.
Los libros son resguardados en la Biblioteca Nacional de Israel. Por
motivos de seguridad y de conservación, la mayor parte de la colección se ha
expuesto sólo una vez antes, también por sólo unas cuantas horas, hace más de
una década.
La colección consta de 11 volúmenes. Tres de ellos, entre los cuales
estaba el libro más antiguo e importante de la colección, fueron sacados de las
bóvedas de la biblioteca y mostrados durante un simposio el miércoles por la
noche.
Los manuscritos tienen entre 700 a mil años de antigüedad y fueron
escritos en pergamino en el Medio Oriente y Europa. Tienen una caligrafía hebrea
meticulosa e ilustraciones en tinta y hoja de oro. Algunos cuentan con
micrografía intrincada: decoraciones hechas con miles de diminutas letras
hebreas.
Ninguno fue escrito en Damasco, sino que llegaron para ser guardados en
las sinagogas de la ciudad durante siglos. Se les conocen colectivamente como
las Coronas de Damasco, pues “corona” en hebreo se usa a veces para describir
manuscritos bíblicos venerables y de importancia especial.
La comunidad judía residió en la capital siria durante más de 2 mil años
antes de que sus miembros fueran expulsados en medio de una campaña de
persecución del gobierno y violencia de parte de turbas debido al incremento del
nacionalismo árabe y la fundación de Israel en 1948. Otra comunidad antigua en
el centro financiero del país, Aleppo, corrió la misma suerte, al igual que
otras en todo el mundo árabe.
Unos cuantos emigrantes judíos lograron escapar en los inicios de la
creación de Israel, con la ayuda de agentes israelíes que manejaban rutas de
contrabando a través de Líbano y Turquía.
La mayoría del resto de la comunidad partió en la década de 1990 después
de que el fallecido dictador sirio, Hafez Assad, cedió a las presiones
internacionales y les permitió salir. Casi todos se instalaron en Israel o
Estados Unidos, pero un puñado —no más de varias decenas— prefirieron permanecer
en Damasco.
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