jueves, 22 de diciembre de 2011

La Piedra Rosetta y el mundo bíblico



En la antigüedad, muchos fueron los idiomas que hablaron los diferentes pueblos. Varios de ellos todavía no han sido descifrados; sin embargo, gracias a un descubrimiento accidental, ya podemos comprender algunos.
El 15 de julio de 1799, Pierre-Françoise Bouchard, capitán francés de Napoleón Bonaparte, encontró el Egipto una estela de granito negro, con una inscripción bilingüe (griego y egipcio) de un decreto del faraón Ptolomeo V, en tres formas de escritura: jeroglífica, demótica (cursiva) y griego uncial (en mayúsculas).
Las tropas napoleónicas se encontraban luchando contra el Imperio Británico en la ciudad de Rashid, un pueblo del delta del Nilo, que los franceses llamaron Rosette (de ahí Rosetta). La estela iba a ser transportada a Francia por los miembros del Instituto de Egipto, pero los ejércitos ingleses, que habían desembarcado en la primavera de 1801, la confiscaron pese a las enardecidas protestas de Étienne Geoffroy Saint-Hilaire ante el general británico Hutchinson.
Durante 23 años la escritura permaneció indescifrable, pero gracias a Thomas Young, quien fue relacionando los distintos símbolos y signos de los textos grabados en la estela, se estableció una correspondencia entre ellos. Tiempo despúes, el egiptólogo francés, Jean-Françoise Champollio concluyó la traducción y fue así como la piedra de Rosetta se convirtió en una joya en la historia del lenguaje y la transcripción.
Tres en Uno
La piedra de Rosetta tiene algo más de 1 metro de alto, 72 centímetros de ancho y 27 cm. de espesor, y pesa 760 kilogramos (unas 1,675 libras). Su importancia radica en que contiene un mismo texto en tres tipos de escritura. La jeroglífica era la escritura común en todo Egipto, mientras la demótica solo la utilizaba la casa sacerdotal.
La piedra de Rosetta contiene un decreto de 92 renglones emitido por el rey Ptolomeo V: los 14 primeros escritos en signos jeroglíficos, los siguientes 32 en caracteres demóticos, y los últimos 56 en griego uncial. En dicho texto, el faraón abolía varios impuestos, y además daba la orden de elaborar la estela, para que sus disposiciones fueran conocidas por todos.
Por lo anterior, la Piedra de Rosetta es considerada en la actualidad como la llave de la traducción que, no solo abrió al mundo la interpretación de tres idiomas antiguos, sino que permitió conocer más al antiguo mundo bíblico. (FUENTE: IMPACTO EVANGELÍSTICO)

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