Alrededor de un tercio de los 7,8 millones de personas en Suiza son miembros registrados de la Iglesia Reformada Suiza. Pero son las iglesias evangélicas -especialmente las pentecostales- quienes crecen, más que las protestantes tradicionales en Suiza.
“Estas iglesias carismáticas entienden las necesidades de la gente y, por lo tanto, atraen los domingos el doble de fieles”, dice Olivier Favre, un pastor carismático que es también sociólogo de la religión.
"El punto fuerte del movimiento pentecostal es la idea de que Dios interviene en la vida cotidiana de las personas", afirma Favre, que pastorea de dos iglesias carismáticas, en Payerne y Neuchâtel respectivamente.
Este pastor, que desempeña su labor como sociólogo de la religión en la Universidad de Lausana, atribuye el crecimiento de las iglesias evangélicas entre otros factores a la relación fraternal que existe en su seno frente a la soledad de las personas en "nuestra sociedad muy individualizada", y "el estilo moderno de la adoración" que hace que la gente se acer.
Favre destaca que la idea de una relación personal y real con Dios, la creencia de que Él contesta verdaderamente las oraciones, que puede sanar a los enfermos y obrar milagros responde a una necesidad espiritual. Por otra parte, “el estilo de adoración atrae a los jóvenes”, dice al tiempo que reconoce que las personas que viven con inseguridad pueden sentirse más atraídos por este estilo de vida y valores que nacen de una experiencia con Dios.
INMIGRANTES
Las poblaciones inmigrantes, especialmente africanos y sudamericanos, también han contribuido al crecimiento de las iglesias evangélicas suizas , afirma Favre, que ejerce también la labor de pastor en la Iglesia Bautista Reformada de Lausana desde hace 14 años. “Las iglesias carismáticas ofrecen un apoyo fundamental (a los inmigrantes), así como el lenguaje y la música de sus países de origen”.
El pastor, que ha estudiado y documentado el aumento de las iglesias evangélicas en Suiza, afirma que el lenguaje evangélico está evolucionando y adaptándose a las “necesidades reales”, poniendo menos énfasis en el pecado y el arrepentimiento que en la necesidad de crecimiento y desarrollo personal.
Sin embargo, aclaró que un movimiento cristiano tiene que ser siempre equilibrado y arraigado en la verdad revelada en la Biblia. "Si se adapta demasiado a la sociedad se enfría, pierden su fervor y surgen dificultades para sobrevivir sin apoyo estatal. Por otro lado, si el movimiento es demasiado fundamentalista se aisla del resto de la sociedad".
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