Por 396 votos a favor y 9 en contra, la resolución simbólica
planteada por el representante republicano James Randy Forbes,
pasó y Dios seguirá presente en el Congreso.
“In God We Trust”, es el lema nacional de Estados Unidos
que será promovido aún en edificios públicos, incluidas escuelas
y otras instituciones gubernamentales.
“En 2006, en el 50 aniversario de su adopción, el Senado
reafirmó” In God We Trust “como lema oficial nacional de los
Estados Unidos. Los burócratas querían eliminar a Dios del
dominio público”, dijo Forbes.
El comunicado del Congreso destaca una serie de “recursos ante
los tribunales” y otras formas en que los individuos y las
agencias gubernamentales han tratado de eliminar cualquier
mención de Dios en el gobierno. En 2008, los historiadores del
Centro de Visitantes del Capitolio, querían eliminar cualquier
referencia al lema nacional antes de su apertura, a hasta que los
miembros del Congreso intervinieron.
En noviembre del año pasado, si fue intencional o no, el
presidente Barack Obama, incorrectamente dijo a una audiencia en
todo el mundo que el lema de EE.UU. es “E pluribus unum (De
muchos, uno)”, como parte de un discurso dirigido a los EE.UU. y
su relación con el mundo los musulmanes.
Aunque algunos querían ver el lema eliminado, al menos desde la
vista del público, un número de diferentes presidentes de EE.UU.,
habló muy bien de la importancia de Dios en el gobierno.
El presidente John F. Kennedy, por ejemplo, es citado en la
resolución diciendo que el lema de los EE.UU. es “el principio
rector y la oración de esta nación.”
“Si la religión y la moralidad son tomadas fuera del
mercado de ideas”, la resolución dice: “la libertad misma en la
que los Estados Unidos fue fundada no puede ser asegurado”.
“A medida que nuestra nación se enfrenta a tiempos
difíciles”, dijo Forbes, “es apropiado que los miembros del
Congreso y nuestro país como nuestros predecesores declararen con
decisión nuestra confianza en Dios, creyendo que nos va a
mantener para las generaciones venideras”.
Theodore Roosevelt ya advirtió allá por 1907 de los peligros de
mezclar a Dios con el vil metal. “Poner semejante lema en el
dinero no sólo no hace bien sino que provoca daños, es
irreverente y casi se acerca al sacrilegio”, escribió el
presidente.
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