Vestimenta del cristiano
Desde el Antiguo Testamento Dios le habló al pueblo de Israel en cuanto a la vestimenta del hombre y la mujer.
¿QUÉ DICE LA BIBLIA EN CUANTO A LA VESTIMENTA DEL CRISTIANO- VARÓN O MUJER?
En el Antiguo Testamento Dios le habló al pueblo de Israel en cuanto a la vestimenta del hombre y la mujer. Tanto el hombre como la mujer utilizaban vestidos similares, de modo que la diferencia entre los sexos era muy importante.
“No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto”, Deuteronomio 22:5.
En Deuteronomio 22:5 se hace referencia directamente al uso de la ropa del hombre y la mujer y creemos que el énfasis está puesto en la homosexualidad. El hombre y la mujer debían demostrar siempre por su vestimenta el género al cual pertenecían; su vestimenta debía de hacer clara esta distinción. Al no vestir el hombre o la mujer de acuerdo a su género sugería que existían inclinaciones homosexuales en la persona y esto constituía en sí mismo un acto que era abominable ante los ojos de Dios. “No te echarás con varón como con mujer, es abominación” (Levítico 18:22). La Biblia en ambos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento condena la homosexualidad tanto en el hombre como en la mujer.
En el tiempo en que vivimos a fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, es ya muy difícil distinguir al homosexual del heterosexual. Las mujeres lesbianas no necesariamente visten de manera masculina, ni los hombres homosexuales o ‘gay” visten de manera femenina.
Aunque la Biblia no hace mención específica en cuanto al tipo de moda o estilo que se ha de usar, sí da ciertas reglas o principios que se deben seguir al vestir. Si leemos en 1 Timoteo 2:9-15, encontraremos allí algunos principios en la vestimenta como decoro, pudor y modestia. El apóstol Pablo después de instruir a Timoteo acerca del rol del hombre en la congregación del culto y en público pasa a establecer las bases para la mujer (vs. 9-15).
“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”, 1 Timoteo 2:9-10.
Aparentemente algunas mujeres del tiempo de Pablo y Timoteo no vestían de forma adecuada, o simplemente el mandamiento es dado con el fin de que no ocurra. Las mujeres de entonces, igual que las de hoy día gustaban de vestir de forma que pudieran lucir bien quizás con la intención de llamar la atención al sexo opuesto, pero que muchas veces podía llegar al extremo, perdiéndose así todo sentido de respeto a sus propios cuerpos y faltando al nombre de Cristo. Otras mujeres quizás de clase más alta, buscaban el poder mostrar sus riquezas y su alto estatus social a través del vestido y las prendas costosas.
Estas prácticas podrían llegar o quizás habían llegado a la iglesia, donde las mujeres iban vestidas mayormente de manera inapropiada. La iglesia es el lugar para adorar a Dios y no un lugar para exhibir modas. El objetivo de la mujer (y el hombre) cristiana(o) no debe ser el de mostrar sus posesiones y nivel socio-económico, sino el de ser agradable a Dios en todo, y dar la gloria debida a Su nombre.
Además de lo antes mencionado queda un punto aún mucho más importante. Si una persona se preocupa mucho por su apariencia exterior, podrá descuidar lo que es más importante en ella, su vida interior, la piedad y su vida cristiana.
Adelante vamos a estudiar detenidamente los versos que tiene que ver con la vestimenta en 1 Timoteo 2:9-10.
- “Que las mujeres se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia”. Tres principios son introducidos en cuanto a la vestimenta de la mujer cristiana.
Decoro: apropiado; de pudor y buen gusto en conducta y apariencia; ordenadamente.
Pudor:La calidad o estado de ser propio (apropiado); conforme a lo que es socialmente aceptado en conducta o palabra; temor a ofender las reglas convencionales de la conducta, especialmente entre sexos (en nuestro caso la sociedad y las reglas de conducta cristiano.
Modestia:Libre de orgullo pretensión o vanidad; vestimenta, conducta y hablar apropiado.
Si nos pudiéramos remontar a los tiempos de la iglesia primitiva, nos encontraríamos que todos, hombres, mujeres y niños, estarían vestidos con batas hasta el suelo o hasta la rodilla. Un soldado romano cristiano como lo era Cornelio, estaría vestido con una falda (saya) corta, al alto de la rodilla, y todo esto sin causar ningún escándalo. Si tratáramos de imponer esta costumbre en América en la era en que vivimos, un hombre vestido con una bata o falda corta, llamaría mucho la atención y fuera causa de escándalo en la iglesia, en la calle o donde quiera que fuera.
Lo que es modesto en una sociedad no lo es en otra. Por eso creo que Dios no instruyó a Pablo a presentar un estilo específico, pero si a presentar los principios que gobernarían los estilos.
Los trajes, faldas (sayas), o batas son estilos de vestimenta generalmente aceptables para la mujer en nuestra sociedad (América), mas no para el hombre. El pantalón es estilo aceptable en nuestra sociedad lo mismo en hombre que en mujer, aunque con diferencia de cortes.
Cualquiera sea la vestimenta o calzado que usen las mujeres cristianas en cualquier cultura o sociedad, deben estar basados en estos tres principios: El de ser decorosos (recatada, honesta, decente), con pudor (con decencia, que no sea provocativa) y con modestia (libre de orgullo, pretensión y vanidad).
La mujer y el hombre deben de tener en cuenta el efecto que ha de tener su vestimenta en otros hermanos en Cristo, para que no sea llamada la atención a sus cuerpos y atraer pensamientos sexuales al sexo opuesto. Aún así tenemos que mantener en mente que por la sencilla razón de que una persona tenga deseos lascivos hacia una (o), no significa esto que estemos vestidos necesariamente mal o provocativamente. El hombre no necesariamente tiene pensamientos inicuos hacia una mujer por el tipo de ropa que está este usando. En distintas ocasiones se ha oído a mujeres decir “ese hombre me quito la ropa con los ojos”, y estas mujeres no estaban vestidas provocativamente, sino que la mente de aquel que la estaba mirando era una mente sucia la cual necesita ser renovada (Efesios 4:24).
-“No con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos”. El peinado que la mujer debe llevar no debe ser escandaloso, ni ostentoso. Ciertas mujeres del tiempo del apóstol Pablo eran dadas al extremo uso de prendas; entretejían adornos de oro y perlas en sus peinados y vestían vestidos costosos para llamar la atención a sí mismas y hacer una exhibición de su ‘status’ social, a lo cual Pablo ordena que esto no sea practicado. Podemos ver que el apóstol no quiere que la norma sea la ostentación sino el orden sobrio con modestia.
-“Si no con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”. En la siguiente comparación, Pablo exhorta a las mujeres a no estar tan preocupadas en su apariencia física como ya mencionamos, sino que debían estar vestidas de buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. Las mujeres cristianas, que profesan piedad, deben ser caracterizadas, no por sus adornos externos y ostentosos, vestidos y joyas, sino por sus buenas obras, es decir una vida donde el centro de atención sea Cristo y no ellas.
El apóstol Pedro presenta una enseñanza similar:
“Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos”, 1 Pedro 3:3-5.
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