La Corte Suprema de Justicia de Argentina resolvió el martes que no es punible la interrupción del embarazo producto de una violación, en un histórico fallo que provocó el rechazo inmediato de la Iglesia Católica.
El máximo tribunal falló por unanimidad que no puede impedirse a las víctimas de una violación ejercer su derecho a interrumpir el embarazo y que los médicos "en ningún caso" deben requerir autorización judicial previa. Agrega que debe practicarse el aborto sólo con la presentación de una declaración jurada de la víctima o de su representante legal en la que manifieste que el embarazo es la consecuencia de una violación.
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor José María Arancedo, dijo a la agencia Católica de Noticias que "el aborto es la supresión de una vida inocente y no existe ningún motivo ni razón que justifique la eliminación de una vida inocente, ni siquiera en el caso lamentable y triste de una violación".
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