martes, 20 de marzo de 2012

Cabalga sobre las promesas de Dios


“En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de humildad y de justicia, Y tu diestra te enseñará cosas terribles.”
Salmos 45:4
¿Qué es cabalgar sobre las promesas de Dios? Es ir a la velocidad del Espíritu Santo.
Se dice que el profeta Jeremías estaba en un momento muy triste y Dios le mostró una vara de almendro y le dijo: ¿Qué ves?: “una vara de almendro” y le dijo: “Yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” ¿Sabes qué es la vara de almendro? es la primera y única que florece en el invierno, en medio del frío del invierno.
Dios te va a hacer florecer en medio del frío de tus circunstancias, con experiencias extraordinarias.
Hubo una mujer que en medio “de su peor invierno” pudo florecer, se trata de María Magdalena, aquella mujer de la que Jesús había sacado siete demonios. Esa mujer vivió atormentada por mucho tiempo, no sabemos cuánto. Pero hubo un renacer en su vida. No sé si te tocó luchar en la vida con un tema así, te comparto que en mi familia, por muchos años sufrimos por cuestiones relacionadas con los ataques del diablo, quien estaba dispuesto a destruir mi hogar. Esto sin duda, nos trajo mucho dolor emocional, físico y espiritual. Por mucho tiempo no entendí por qué tuvimos que pasar por situaciones como ésas; pero después pude discernir que en cierta forma fui entrenada para darme cuenta que la existencia y la presencia del diablo, es bien real y eso me llevó a convertirme en una adoradora ilimitada para Dios.
Las Promesas te devuelven una vida abundante:
“Ustedes saben cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo”.
Jesús sacó siete demonios de ella; dice la Escritura en Juan 10.10: “Que el diablo vino a robar a matar y a destruir”. El diablo trabaja en todas las áreas del ser humano, en el cuerpo, en el alma y en el espíritu. Ella seguramente sufriría de todo tipo de síntomas; tendría malestares en su cuerpo, un desánimo constante y un vacío interior indescriptible. En mi caso, con mi madre y mi hermana mayor, recurrimos a varios lugares donde nos aseguraban que “nos sacarían todos nuestros males de encima” y nos cobraban para “hacer ese tipo de trabajos”. Vivimos años enteros así, hasta que fuimos a una iglesia cristiana evangélica, en donde nos presentaron a una persona que sí iba a poder “quitar todos nuestros males para siempre” y esa persona se llama JESUCRISTO, Él nos liberó para siempre del poder que el diablo tenía sobre nosotras.
Por eso dice en la segunda parte de Juan 10.10: “Más yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
Este fue el caso de María Magdalena. A partir del momento en que Jesús la sanó de todos sus males, ni más ni menos que la arrancó de las fauces del enemigo, ella se entregó por completo a una vida dedicada a Él. El enemigo quiso cambiar su destino lastimándola todo lo que pudo, pero Dios restauró su integridad como si aquellas amargas experiencias que vivió, jamás hubiesen sucedido. La mujer victoriosa que estuvo encerrada por tanto tiempo salió a la luz para ir al sitio que le correspondía. Él la liberó. Él la soltó de sus ataduras. Él la restauró. Él la reconstruyó. Él la sacó afuera por el poder de Su Espíritu Santo.
Las Promesas te invitan a servirle por gratitud:
“Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea sirviéndole, entre las cuales estaba María Magdalena”
María Magdalena estuvo cerca de la cruz cuando Jesús murió, la gratitud que su corazón sentía por él no tenía límites.
Fue la primera en verlo resucitado. Porque ella siempre estaba atenta a todo lo que pasaba a su alrededor. Para ella el tiempo corría muy rápido, por eso no “se perdía de nada”. Ella cabalgaba al ritmo de los acontecimientos.
Dios va a acelerar los tiempos. Te va a dar experiencias tan lindas que se te van a ir los días, las semanas, se te van a ir los años, vas a decir: “cómo esto se me terminó tan pronto”. Porque te vas a dedicar a servir a las personas, así como lo hizo Jesús. Tienes que capturar esos momentos. Momentos lindos. Dios te va a dar momentos extraordinariamente inolvidables.
Las Promesas te hacen vivir Su Presencia cada día:
“Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Maestro!”
María Magdalena fue la primera en ir a buscar a Jesús después de resucitado, les avisó a dos discípulos acerca de que la piedra del sepulcro estaba corrida, y ellos fueron corriendo a ver, sin embargo aún no estaban convencidos de la resurrección de Jesús porque volvieron dónde estaban los otros discípulos, SIN GRANDES NOVEDADES.
Ella en cambio, se quedó afuera llorando y de repente vio a dos ángeles, que tuvieron una conversación con ella, le preguntaron por qué estaba llorando, ella les explicó que era porque no sabía dónde habían puesto a Jesús. Luego se volvió y vio a Jesús, pero no se dio cuenta que era él, pensaba que era el hortelano. Y allí se produjo el gran encuentro entre María y Su Maestro.
SE ENCONTRARON PORQUE SE AMABAN, cuando uno aprende a amar a Jesús como lo amaba María Magdalena, SIEMPRE LO ENCUENTRA, porque Él siempre está allí esperándonos. Dice en el Libro de Cantar de los Cantares: “Yo soy de mi Amado y mi Amado es mío y conmigo tiene su contentamiento”

Los pensamientos de Dios son más altos que los nuestros y el que produce los cambios más espectaculares en nuestra vida es Él, por eso “súbete a sus promesas”. Hay cosas que te están ya empezando a resonar, eso tiene tu nombre, tienes que capturarlo y creerlo, por eso apresúrate, porque tu fe debe ser veloz para abrazar todo lo que Dios ya preparó de antemano para ti.

Autora: Silvia Truffa

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