Entre el gran número de desafíos
que ha enfrentado Israel en las últimas décadas está la potencial amenaza de un
Irán con armas nucleares, que ha preocupado a quienes están encargados de la
planificación militar.
Esta preocupación ha guiado en
buena parte el desarrollo de la Fuerza Aérea de Israel (IAF, por sus siglas en
inglés) a lo largo de los últimos años.
La IAF compró 125 aviones de
combate F-15I y F-16I de última generación, equipados con aviónica israelí y
tanques de combustible adicionales hechos a medida para misiones de ataque de
largo alcance.
Además, compró munición para
destruir búnkers; desarrolló aviones no tripulados de gran tamaño y
resistencia; y mucho de su entrenamiento se enfocó en misiones de largo alcance.
Israel tiene un historial de
ataques preventivos contra objetivos nucleares en la región.
"El objetivo sería presentar a los iraníes un problema combinado de entradas bloqueadas, corte energía y colapso de cámaras subterráneas."
Douglas Barrie, experto militar aeroespacial del International
Institute for Strategic Studies
En junio de 1981, sus aviones
bombardearon el reactor de Osirak, cerca de la capital iraquí, Bagdad.
Más recientemente, en septiembre
de 2007, aviones de combate atacaron instalaciones en Siria que Israel, Estados
Unidos y muchos expertos creían que se trataba de un reactor nuclear en
construcción.
Sin embargo, un ataque potencial
contra Irán no sería nada parecido a los ataques contra Irak y Siria. Estos eran
contra objetivos individuales, ubicados sobre el suelo.
Un intento por parte de Israel
de dañar severamente el programa nuclear iraní debería lidiar con un abanico de
problemas, incluyendo el alcance, la multiplicidad de objetivos, y la naturaleza
de los mismos.
Muchos de estos problemas son
abrumadores individualmente y puestos todos juntos, sólo agravan las
dificultades que enfrentan los estrategas militares de Israel.
¿Cómo llegar allí?
Para empezar, es un muy largo
camino desde Israel a Irán. Se estima que los potenciales objetivos están a una
distancia de entre 1.500 y 1.800 kilómetros desde las bases israelíes. Los
aviones de combate deben llegar a Irán y, lo que es igual de importante, deben
volver.
Al menos tres rutas son
posibles.
-
Está la norte, donde los aviones israelíes volarían primero hacia el norte y luego hacia el este a lo largo de las fronteras entre Turquía y Siria, y entre Turquía e Irak.
-
La ruta central, la más probable, llevaría a los aviones sobre Irak. Al haberse retirado las tropas estadounidenses las autoridades iraquíes son mucho menos capaces de monitorear y controlar su espacio aéreo, abriendo efectivamente una puerta a una incursión israelí.
-
La tercera, la ruta sur, sería pasando por espacio aéreo saudita. ¿Harían la vista gorda los sauditas ante este movimiento dada su propia preocupación sobre el programa nuclear iraní? ¿Podría ser esta ruta utilizada por los aviones israelíes en el vuelo de regreso? Simplemente, no lo sabemos.
Lo que sí sabemos, dada la distancia, es que
los aviones israelíes deberán reabastecerse de combustible en el trayecto.
Douglas Barrie, experto militar aeroespacial
del International Institute for Strategic Studies (IISS) con sede en
Londres, opina que "la recarga de combustible aire-aire será crítica".
"Los aviones israelíes", dice, "no necesitan
solamente entrar y salir del espacio aéreo iraní, necesitan tener suficiente
combustible para disponer de tiempo sobre sus objetivos, y necesitan suficiente
combustible para cubrir cualquier contingencia que pueda surgir en la
misión".
La carga inicial, sostiene Barrie, podría tener
lugar sobre el Mediterráneo o incluso en el espacio aéreo israelí. "Una opción",
apunta, "sería despegar con una carga completa de bombas y renunciar a los
tanques de combustible adicional, subir hasta altitud crucero y entonces en este
punto recargar los tanques, antes de poner rumbo hacia sus objetivos en
Irán".
Se cree que Israel tiene entre ocho y diez
grandes aviones cisterna basados en la estructura del Boeing 707. Pero los
expertos creen que la capacidad de carga será uno de los factores que limitarán
el potencial de cualquier operación.
¿Cuáles serían los objetivos?
El problema de las distancias, la naturaleza de
algunos objetivos, y la disponibilidad de los aviones cisterna determinará las
características y alcance de cualquier operación israelí.
Barrie, del IISS, dice que "los estrategas
israelíes estarán buscando dónde pueden hacer más daño con el limitado número de
plataformas a su alcance".
"Claramente, atacar las instalaciones de
enriquecimiento tiene mucho sentido desde un punto de vista militar",
añade.
Entonces, las instalaciones de enriquecimiento
de uranio en Natanz, al sur de Teherán, y Fordo, cerca de la ciudad sagrada de
Qom, serían casi con certeza las que encabezarían una lista de objetivos.
La planta de producción de agua pesada y el
reactor de agua pesada en construcción en Arak, podrían figurar también, así
como la instalación de conversión de uranio en Isfahan.
No está claro si Israel tendría la capacidad de
atacar otras instalaciones asociadas con el programa de misiles de Irán y sus
pruebas de explosivos.
Pero esta lista de objetivos hace ver otros
problemas. Las instalaciones de enriquecimiento en Natanz son subterráneas y la
nueva planta de Fordo está enterrada bien en profundidad en la ladera de una
montaña.
¿Puede Israel destruir objetivos enterrados?
Para un ataque como este, sostiene Barrie, se
necesita buena información de inteligencia. "Necesitas saber", explica, "sobre
la geografía del lugar donde se encuentra el objetivo; su geología; la
naturaleza de la tierra: y los detalles del diseño y construcción de cualquier
cámara de concreto reforzado que esté enterrada".
"Puedes asumir", afirma, "que los
estadounidenses y los israelíes han estado observando estos lugares muy de cerca
a lo largo del tiempo".
Para alcanzar objetivos enterrados se necesita
munición de un tipo especial. Las instalaciones ubicadas bajo tierra a mucha
profundidad no son exclusivas de Oriente Medio. Hay una especie de carrera entre
los excavadores y los diseñadores de armas, y es una carrera donde los
estadounidenses tienen considerable experiencia.
El arma principal en el arsenal de Israel es la
bomba GBU-28, provista por Estados Unidos. Se trata de un arma de 2.268 kilos
guiada con láser con una ojiva penetrante. Para evaluar su capacidad consultamos
a Robert Hewson, editor de Armas Lanzadas desde el Aire de la publicación
especializada IHS Jane's.
"El GBU-28", explica, "es el arma penetrante
más grande disponible para un avión táctico y, desde que fue usada por primera
vez por los Estados Unidos en 1991, ha sido adaptada como mejores ojivas y con
una guía más precisa".
"Sin embargo, el uso de esta arma por parte de
Israel se encontraría con factores operacionales clave que lo obstaculizarían.
Siendo realistas, el F-15I -la única plataforma para llevarlo- sólo puede
transportar una bomba, entonces se necesitaría una fuerza de ataque
considerable, que debería incluir cisternas y otros equipos de respaldo que
Israel no tiene en gran número".
"El objetivo debería ser atacado desde una
distancia relativamente corta, lo que significaría que cualquier fuerza de
ataque debería pelear para abrirse camino para entrar y salir de un espacio
aéreo fuertemente disputado", opina.
Además, considera que "se requieren datos muy
precisos del objetivo para usar un arma como el GBU-28 para tener un mejor
resultado".
"El potencial de éxito de un ataque con GBU-28
no está determinado por el desempeño que marca el manual del arma",
resalta.
Por supuesto, la gran pregunta es qué tan
eficaces serían estas armas contra las instalaciones de enriquecimiento de
uranio iraníes ubicadas bajo tierra en Natanz y Fordo.
Hewson dice que el GBU-28 es "efectivo contra
cualquier objetivo protegido o profundamente enterrado hasta cierto
punto".
"Para un arma como el GBU-28, la velocidad y el
ángulo del impacto determinan el efecto de penetración, entonces la caída ideal
es desde una elevada altura a máxima velocidad e impactando en el objetivo en
ángulo vertical", detalla.
"Esto es menos fácil de realizar contra una
cueva o una ladera de una montaña, por lo que el arma sería menos efectiva, pero
aún así más efectiva que cualquier otra munición disponible", subraya.
Como Douglas Barrie apunta, una sola bomba
puede no ser suficiente. "Podría intentarse abrir paso excavando mediante el uso
de varias armas sobre la misma área de impacto para tratar de atravesar el
suelo, la roca y el concreto. O tratar de bloquear el acceso a las instalaciones
destruyendo los túneles de entrada", analiza.
"Todas estas instalaciones se alimentan a base
de energía, por lo que se podría intentar destruir el suministro y cualquier
cable enterrado", considera.
"El objetivo sería presentar a los iraníes un
problema combinado de entradas bloqueadas, corte de energía y colapso de cámaras
subterráneas", explica.
¿Tiene Israel otras opciones militares?
Hasta ahora hemos discutido sólo los elementos
conocidos de la capacidad de Israel, en gran parte gracias a aviones y armamento
provisto por Estados Unidos. Pero Israel tiene una industria electrónica y
aeroespacial propia inmensamente avanzada y bien puede haber producido sistemas
relevantes para un ataque contra Irán.
Douglas Barrie dice que hay mucho acerca de la
capacidad de Israel, especialmente en tecnología desarrollada en el país, que no
conocemos.
"Los aviones no tripulados Heron o Eitan
podrían ser utilizados para recopilar información del daño causado por los
ataques, pero quizás podrían también ser usados para engañar a las defensas
aéreas", agrega.
"Este tipo de engaño o ciber operación podría
ser parte integral de una misión con el objetivo de cegar a los radares o
generar una falsa imagen de lo que está sucediendo", añade.
¿Qué hay de las defensas aéreas iraníes?
Las defensas aéreas son sistemas mayormente
suministrados por Rusia, que son familiares para los pilotos israelíes, a pesar
de que Irán también despliega el sistema Hawk, construido en Estados Unidos y
que data de los días del Sha.
Algunas de las defensas más potentes son los
misiles SA-5, de fabricación rusa destinados a atacar amenazas aéreas a gran
altura, mientras también despliega el sistema móvil Tor-M1/SA-15 Gauntlet
optimizado para alcanzar objetivos a un nivel más bajo.
Rusia se ha negado firmemente a suministrar a
Irán el mucho más efectivo sistema S-300 de largo alcance, a pesar de que los
iraníes aseguran haber conseguido algunas baterías en otro lugar.
Los misiles tierra-aire iraníes pueden ser
viejos pero siguen siendo una amenaza. Hay que ver cuánto esfuerzo pusieron la
OTAN y Estados Unidos para acabar con ellos en Libia el año pasado.
Israel no tendrá tiempo ni recursos para
embarcarse en una campaña aérea de este estilo y por ende el elemento
electrónico de cualquier ataque para suprimir las defensas iraníes será tan
importante como el bombardeo propiamente dicho.
La pequeña flota de submarinos de Israel podría
potencialmente tener un papel aquí también. Douglas Barrie dice que "debe haber
una razonable especulación de que Israel tiene capacidad de lanzar misiles desde
el mar basándonos en el submarino Dolphin de construcción alemana".
"Éste podría ser utilizado para ir detrás de
los SA-5, más viejos pero todavía capaces de defender sitios". Pero apunta:
"Agregar la dimensión naval complica la coordinación de cualquier ataque".
La fuerza aérea iraní es vista por los expertos
como totalmente superada por su contraparte israelí. Tiene un pequeño número de
Tomcat F-14 fabricados en Estados Unidos y un significativo número de MiG-29,
relativamente más modernos, que le vendió Rusia.
Sin embargo, la potencial amenaza de la
aviación iraní complica nuevamente la estrategia israelí y cualquier combate
aire-aire podría complicar la limitación de suministro de combustible que tendrá
la aviación atacante.
¿Puede tener éxito un ataque israelí?
La mayoría de los expertos están de acuerdo en
que Israel podría atacar múltiples objetivos en Irán y hacer considerable daño a
su programa nuclear. Sin embargo, haría mucho menos daño que un ataque a gran
escala de Estados Unidos utilizando todos los recursos a disposición de
Washington.
Los israelíes estarían operando al límite de
sus capacidades. "Si lo lograsen", dice Barrie, "sería una impresionante muestra
de poderío contra una serie de objetivos difíciles y dispersos".
Sólo un pequeño número de fuerzas aéreas en el
mundo, remarca, podrían montar semejante operación. Pero Barrie destaca que:
"Aun cuando pueda tener éxito, sólo demoraría el programa nuclear iraní".
Ese punto lo comparte Robert Hewson, de IHS
Jane's. "Israel no tiene la cantidad de fuerzas y no tendrá la libertad de
operar que se necesita para destruir el complejo nuclear iraní", sostiene.
"Si [Irán] entierra todo lo suficientemente
profundo, sobrevivirá lo suficiente. Cualquier ataque israelí sólo puede dañar y
posiblemente ni siquiera ralentice el esfuerzo iraní", opina. "Las consecuencias
de tal ataque serían acuciantes y globales".
Esa es la visión que tiene hasta ahora el
aliado más importante que tiene Israel. Apenas unos días atrás, el jefe del
Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, General Martin Dempsey, dijo que un
ataque de Israel no sería prudente.
Tal ataque, dijo, "sería desestabilizador y no
lograría su objetivo a largo plazo".
Sin embargo, los cálculos de Israel son muy
diferentes. Conociendo todas las limitaciones operacionales, ¿podría lanzar
semejante operación de todas formas?
FUENTE: BBC MUNDO
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