jueves, 15 de marzo de 2012

Tal como soy


Escrita por la inglesa Charlotte Elliott, en 1835, se ha convertido en un himno presente en todo culto cristiano. Su letra penetra los corazones más indiferentes y resume el camino hacia el perdón.

Es el himno más utilizado en las ceremonias evangélicas. Escrito por la autora y compositora inglesa Charlotte Elliott en 1835, que transmite un mensaje de calma y esperanza para cualquier pecador del mundo. Denominado “Tal Como Soy”, y versionado por diversos cantantes cristianos de la actualidad, es además un aviso contundente y a la vez repleto de matices y hondura poética acerca de cómo encontrar la salvación eterna y la felicidad plena por medio de Jesucristo.

Han pasado 176 años desde que esta canción llevó a los creyentes hasta los pies del Señor. Y es que su creadora, quien llegó al mundo el 18 de marzo de 1789, la compuso e impregnó de un aroma divino. El motivo es muy simple y complejo: Charlotte Elliott resumió en pocas palabras el camino para obtener el perdón y la confianza de Jesús.

Elliott, aunque formaba parte de una prominente familia de cristianos, estuvo más de tres décadas en la encrucijada de creer o no creer en el Todopoderoso. Sin embargo, en 1822 experimentó un encuentro con el Señor que se manifestó a través de un varón de fe. Ese Ministro de Dios fue nada menos que César Malan, de origen francés, quien visitó a la familia de Charlotte y se percató que ella se encontraba muy metida en asuntos superfluos y su vida espiritual era nula.

Aquel llamado de atención llevó al nacimiento de un alma en Cristo y al origen de una poderosa canción. Sin embargo, tuvieron que pasar trece años para que Elliott, quien padeció en el camino diversos sufrimientos familiares y físicos, se decidiera a darle su vida al Altísimo tal como ella era: infeliz, indigna, pecadora, mala... Y allí, en ese preciso instante, Charlotte redactó una creación que se difundió por primera vez en 1836, en una publicación cristiana llamada Christian Remembrancer.

La autora de este himno, aquejada alrededor de cinco décadas por un terrible mal de salud que la condenó a ser una discapacitada motora, vivió hasta los 82 años y murió en la ciudad de Brighton el 22 de septiembre de 1871. Escribió cerca de 150 canciones dedicadas a Dios y muchos poemas, algunos de los cuales fueron impresos de manera anónima, entorno al Poder del Señor y respecto a la relación que todo humano debe alcanzar con Jesucristo, el único camino a la vida eterna, que no coloca objeciones de ningún tipo para pertenecer a su pueblo.

TAL COMO SOY

Tal como soy de pecador,
sin más confianza que tu amor,
ya que me llamas, acudí;
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, buscando paz,
en mi desgracia y mal tenaz,
conflicto grande siento en mí.
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, con mí maldad,
miseria pena y ceguedad,
pues hay remedio pleno en ti,
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy me acogerás,
perdón y alivio me darás,
pues tu promesa ya creí;
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, tu compasión
vencido a toda oposición;
ya pertenezco solo a ti;
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, tu amor desconocido,
ha roto todas las barreras hacia abajo;
ahora, para ser tuyo, sí, tuyo solo,
oh Cordero de Dios, yo vengo, yo vengo.

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