“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor… si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.” Mateo 24:42-43.
Nadie puede decir, con cierto grado de certeza, cuándo regresa Jesús, porque Él declaró con toda claridad que ni aun los ángeles del cielo sabían el día (Mateo 24:36; Marcos 13:32). Nadie sabe qué día será, y el Hijo de Dios, cuando estaba en la tierra, tampoco lo sabía. Ese conocimiento, dijo el Señor Jesús, estaba reservado estrictamente al Padre.
Podemos observar algunas señales, o indicios, de que su regreso se aproxima (Mateo 24:3; Lucas 21:7). Jesús dijo que habría guerras y rumores de guerras, revoluciones, hambrunas, enfermedades y terremotos en diferentes lugares (Mateo 24:6-7; Lucas 21:10-11). Habrá un incremento de la agitación y la anarquía, y finalmente aparecerá el anticristo (2 Tesalonicenses 2:3-4). Junto con “el hombre de pecado” vendrá lo que se denomina la apostasía o la caída de la fe. Muchos creyentes experimentarán un enfriamiento de su fe (Mateo 24:12). Habrá persecución de cristianos y un período de desorden general. Todas estas cosas están ya sucediendo con creciente frecuencia.
Muchos piensan que otro acontecimiento que debe suceder antes del retorno de Jesús es el restablecimiento del estado de Israel. El Israel histórico desapareció de la escena mundial hace muchos siglos, pero en 1948 se estableció un nuevo Israel. La reubicación de los judíos en Israel constituye una clara señal, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, de que nuestra era está por concluir (Lucas 21:24). El 6 de junio de 1967, los judíos tomaron control de toda Jerusalén por primera vez desde que la ciudad fue capturada por Nabucodonosor en 586 a.C., lo cual indica que la era del poder mundial de los gentiles llega a su fin.
Sin embargo, Jesús dijo que algo importante que anunciaría su regreso sería la proclamación de su Evangelio en todo el mundo (Mateo 24:14).
Estas son las señales de los tiempos postreros. Siempre debemos estar preparados para el retorno del Señor, porque nadie sabe el día ni la hora en que ocurrirá. “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” Mateo 24:36.
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