Rev. Rodolfo González Cruz
El matrimonio es una institución divina, Dios lo instituyó, para hacer
feliz al hombre y a la mujer y para que juntos formen un hogar y tengan
hijos.
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que
Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No
comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto
de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en
medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no
muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios
que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios,
sabiendo el bien y el mal”, Génesis 3: 1-5.
Dios instituyó la familia, y quiere bendecirla, ella viene a ser la base
sólida de la sociedad. A Satanás le gusta atormentar a los seres humanos y en
especial a la familia; el diablo es mentiroso y ha venido “para hurtar y matar y
destruir” (Juan 10:10); pero Cristo vino “para deshacer las obras del diablo” (1
Juan 3:8).
Amados, estamos ante una realidad, este mundo no se hizo solo, hay un
Creador que se llama Jehová de los ejércitos. Muchos no conocen al Dios
verdadero, por eso el mundo está tan fastidiado, tan atormentado y tan
arruinado. La gente pasa tantas dificultades y tantas cosas que las hacen sufrir
y llorar. Son víctimas de terremotos, que destruyen propiedades y acaban con las
vidas; víctimas de maremotos, que asolan ciudades; huracanes que destruyen
pueblos; todo tipo de desastres, donde se pierden millones de hogares; ante
estos sucesos la gente dice: ¿Y dónde está Dios? ¿Por qué permite estos
desastres, por qué ocurren estas calamidades?
Sabe cuántas religiones existen en el mundo, y cuántas personas con
diferentes ideologías y filosofías, aun materialistas y ateas, entre otros. Hay
muchos en la brujería, en el espiritismo, en una de tantas formas religiosas y
espirituales que no son de Dios, sino de Satanás. También hay hombres llenos de
violencia, y otros con espíritu religioso (pero falso); con todas estas cosas y
la gente no sabe dónde está la verdad, la gente no conoce de Dios. Al no conocer
la verdad, uno es engañado.
Volviendo al pasaje de nuestro tema, nos encontramos con la mujer Eva que
le está escuchando al diablo, a través de la serpiente, este le dice: ¿Conque
Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? (v.1b). El evento que nos
narra la Biblia no es un cuento, aunque algunos creen que es un cuento inventado
por la religión, es un hecho real.
Debemos saber que la Biblia es la Palabra de Dios, no hay quien la pueda
desmentir. Cualquier hombre que tiene otra ideología y sigue cierta filosofía
puede no creer en la Biblia. Además la Escritura por sí misma prueba que es
veraz, ya que lo que ella dice es verdad. Los acontecimientos históricos escrito
por los profetas de hace miles de años, lo confirman. Con respecto a esta
Escritura Jesús dijo: “La Palabra que yo hablo no la hablo por mi propia cuenta,
sino del Padre que me envió, para que el mundo conozca al Padre y conozca al
Hijo; y que sean libres del que vino a engañar, a mentir, a destruir al hombre y
la mujer, y a la familia; él vino a robar, matar y destruir, pero yo he venido a
destruir las obras del diablo”. Las palabras que mencionó Cristo, aquellas que
están en los santos evangelios, hasta el día de hoy siguen siendo una
realidad.
Cristo está vivo, Él no está muerto, está sentado a la diestra del Padre.
El diablo también es una realidad, él existe y tiene millones de demonios; pero
debemos saber que Jesucristo es más poderoso que los poderes del diablo, por
tanto, nosotros los hijos de Dios somos más fuertes que Satanás y de toda su
obra satánica. No tenemos que tenerle miedo al diablo; pero si alguien no conoce
a Dios, y no tiene a Cristo entonces el diablo se enseñoreará de su vida, lo
dominará, le meterá miedo, lo atormentará, lo esclavizará, lo llevará a hacer
cosas horrible e inmundas.
Dios hizo al hombre e hizo a la mujer para que se enamoren, y luego se
unan en matrimonio, y sean felices, porque el matrimonio contribuye a la
felicidad de la pareja. Los hombres de este mundo que están para casarse, pero
que están diciendo a su pareja: “Lo tuyo es tuyo y lo mío es mío, lo que yo
compré es mío”; y hasta hacen contratos notariales y con abogados, están
diciendo: “Lo que es de él es de él, y lo que es mío es mío”; porque están hasta
pensando en el divorcio, y el divorcio es una obra de Satanás.
El matrimonio es una institución divina, Dios lo instituyó, para hacer
feliz al hombre y a la mujer y para que juntos formen un hogar y tengan hijos y
sean felices; y que los hijos no vivan bajo escándalos y peleas, y golpes entre
el papá y la mamá, y los hijos se llenen de odio y resentimiento y amargura.
Pero que hermoso es ese momento en que dos enamorados quieren verse y quieren
saludarse, y cuando hay altos principios de moral y conducta, el hombre no está
pensando en violarla, ni en engañarla, ni la mujer está pensando en entregarse
sexualmente al hombre, la Palabra dice: “Honroso sea en todos el matrimonio, y
el lecho sin mancilla”, Hebreos 13:4.
Hay jóvenes, entre hombres y mujeres, que no se han casado y tienen sus
luchas, y ¿quién no las ha tenido? Por tanto aquellos jóvenes y jovencitas están
en esas luchas, y se sienten atraídos y sienten deseo sexual, deseo físico;
deben de saber que es una lucha normal de la carne, que sólo puede ser frenada
cuando Cristo está en su corazón. En la casa donde no ha habido una doctrina
cristiana ahí no puede estar el Señor, el demonio reina en ese lugar. Los
resultados son: alcohol, droga, violencia, robo y toda forma de pecados. Cuando
los hijos crecen en un ambiente así hasta hay promiscuidad sexual; hasta entre
los mismos hermanos de sangre, que siendo adolescentes o jóvenes, tienen sexo
entre ellos, y los padres no lo saben, se dan hasta casos que la joven sale
embarazada y para evitar un escándalo mayor lo que hacen es mentir; pero todo
esto proviene por una obra del diablo, el engañador que vino a hacer sufrir y
atormentar a la familia.
Dios es santo y quiere que sus hijos sean santos, y para ser santos no se
puede pecar, Él dijo: “Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios”,
Levítico 19:2. Y el que es santo no practica la fornicación, mucho menos el
adulterio.
Desde que yo acepté a Cristo, le pisoteé la cabeza al diablo y aunque él
me ha atacado, siempre le he golpeado las narices, la cabeza y el rabo, y lo he
derrotado porque el que está conmigo es mayor que el diablo. Y si tienes a
Cristo y eres santo, tienes al diablo debajo de tus pies.
El asunto no es tener una religión tal o cual, hay miles de religiones.
Hay congregaciones evangélicas, protestantes y católicas, y después otra formas
de creencias como la brujería, el satanismo, la hechicería, entre otras. En todo
el mundo hay infinidad de formas religiosas y creencias; y cada cual se aferra a
sus ideas, a sus filosofías, a su escepticismo, al agnosticismo, al ateísmo.
Cuando la tierra comienza a temblar y a partirse es donde, estos incrédulos,
comienzan a encomendarse a vírgenes y a santos, porque yo los he conocido, que
decían que eran ateos, y los que también eran escépticos o agnósticos, cuando
llega ese momento tiemblan porque su espíritu y alma en sí mismo les hace
entender que viene la hora de encontrarse con su Creador el Dios
Todopoderoso.
Amado, el diablo le ha engañado, lo ha llevado a un camino que le lleva al
sufrimiento, que le lleva al fracaso, a la derrota. Pero aquí estamos para decir
que hay un solo Dios verdadero para: rusos, chinos, americanos, africanos, para
todo el mundo. Hay un solo Dios, el que creó al primer hombre y la primera
mujer. Dios instruyó a Adán y Eva, los visitaba y hablaba con ellos, hasta que
el día que Eva habló con el diablo, y hay mucha gente que habla con el diablo
todos los días, con el espíritu malo, que le dice que haga muchas cosas; cuando
esa voz te dice que hagas algo malo, que van contra los principios que dice la
Biblia que son leyes de Dios, que son buenas y maravillosas para vivir en paz,
para vivir feliz sobre la tierra, para tener hogares con la bendición de
Dios.
Jesús dijo:“El que es de Dios, las palabras de Dios oye”, Juan 8:47; y en
otra ocasión dijo: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para
dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”, Juan
18:37. Muchos no conocen a Dios, tampoco conocen al diablo, y no saben
distinguir la voz de Dios con la voz del diablo. La voz de Dios que le da un
buen consejo, que le transmite lo mejor a realizar. Pero los hombres por
desobedecer a Dios tienen grandes pérdidas. Pierde la moral, pierde la vida
espiritual, pierde el dinero; viene el fracaso, viene la ruina y la desgracia;
oyó la voz de Dios, pero no la conoció. Si se obedece la voz del diablo vendrán
muchas calamidades, hay que saber distinguir entre la voz de Dios y el
maligno.
Es bueno conocer a Dios, acepté al único que vino del cielo, el único Hijo
de Dios que se llama Jesucristo, que nos ama tanto, Él es el verdadero “camino,
y la verdad y la vida” (Juan 14:6). Si alguien rechaza el amor de Jesús,
entonces nunca será de Dios, sino del diablo, nunca será libre, nunca será
feliz, y cuando muera tendrá que sufrir la consecuencia de lo que Dios ha
determinado, leemos: “El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree,
ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de
Dios”, Juan 3:18.
Amado, si el alcohol, la droga, el adulterio, la delincuencia, la
prostitución, la homosexualidad, y toda inmundicia están destruyendo tu hogar y
tu vida; en este mismo instante los príncipes satánicos tienen que salir en el
nombre de Jesús. Dios quiere bendecirte, Él quiere romper las cadenas que
Satanás a puesto sobre tu vida y sobre tu hogar. El apóstol Pablo y el hermano
Silas dijeron: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”,
Hechos 16:31
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