miércoles, 20 de marzo de 2013

Dios no puede mentir

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Rev. Luis M. Ortiz

“Dios… no miente”, Tito 1:2.

Dios es infinitamente justo. Su divina justicia demanda el castigo, la muerte y la condenación del hombre. Dice la sentencia divina: “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:20).



Si Dios fuera a tratar al hombre únicamente conforme a las demandas de su justicia, exterminaría por completo al hombre.



DIOS ES INFINITAMENTE MISERICORDIOSO.


Su divina misericordia reclama el perdón para el hombre. Dios dice: “Venid luego…si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18).

DIOS ES INFINITAMENTE SANTO.En su perfecta santidad no puede ignorar,ni pasar por alto el pecado del hombre, pues de hacerlo violaría por completo las demandas de su justicia.



DIOS ES INFINITAMENTE SABIO.
En su divina sabiduría, prepara y ofrece el gran plan para la salvación del hombre atendiendo las demandas de su justicia y de su misericordia.



“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).




DIOS ES INFINITAMENTE PODEROSO.

Al impacto de su divino poder tiembla la tierra y el universo. Dice la declaración bíblica: “Una vez habló Dios; dos veces he oído esto:Que de Dios es el poder” (Salmo 62:11).



En su infinito poder Dios lleva a cabo el plan de salvación, sin fallar en un solo detalle.



DIOS ES INFINITAMENTE RECTO.

En su divina rectitud no impone la ejecución de su divino plan, y surge la pregunta: “¿Quién irá por nosotros?” (Isaías 6:8). Y viene la respuesta: “He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado” (Salmo 40:7, 8).
DIOS ES INFINITAMENTE BUENO.No pudiendo el hombre salvarse a sí mismo, nos dice la Biblia que: “Se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó” (Tito 3:4, 5).


DIOS ES INFINITAMENTE AMOROSO.

Su divino amor se ha manifestado de modo sin igual. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).



DIOS ES INFINITAMENTE UNIDO.Su divina unidad es perfecta de toda perfección, siendo tres divinas y distintas personalidades o personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo), con vida propia en sí mismos (Juan 5:26), empero, están perfectamente unidos.



Esta distinción y a la vez esta unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo se advierte desde el principio de la Biblia y saturan las páginas del Nuevo Testamento, a la vez que distingue a los tres, a los tres atribuye divinidad, y presenta a los tres unidos, realizando funciones distintas, en el plan único de la redención humana. El Padre ama, el Hijo redime, el Espíritu Santo santifica.



Esta unidad compuesta es tan perfecta que los tres son como uno, uno en naturaleza, uno en amor, uno en divinidad, uno en mente, uno en propósito, uno en poder (Juan 16:3, 17:11, 21, 24).



En esta unidad perfecta de la divinidad, no se puede preferir o escoger a uno de los tres y desestimar a los otros dos. Hay los que escogen al Padre, y dicen que nuestro Señor Jesucristo es una criatura como nosotros, y que el Espíritu Santo es una influencia. Otros escogen al Espíritu Santo y dicen que el Padre y el Hijo están inactivos, y que la Biblia ni hace falta porque ellos se guían por el Espíritu. Otros escogen al Hijo, a Jesucristo, y dicen que es el mismo que se manifestó como el Padre y luego como Espíritu Santo; y que eso de Padre, Hijo y Espíritu Santo son meros títulos de una misma persona.



Esto es inadmisible y sin fundamento, porque la Biblia claramente enseña que Jesucristo existió siempre con el Padre antes de la creación del mundo (Juan 17:5, 24; 1 Corintios 10:4), y antes de toda creación (Colosenses 1:17); que siempre ha existido en un estado de coigualdad con el Padre (Filipenses 2:6), que creó este mundo conjuntamente con el Padre y que sostiene todas las cosas (Colosenses 1:16, 17; 1 Corintios 8:6); que para redimir la raza humana Él se hizo hombre (Gálatas 4:4; Juan 1:14), que Él es el Hijo del Padre (Romanos 8:22), y que es Dios Hijo (Romanos 9:5). Puesto que la Biblia enseña que el que escoge uno y menosprecia a los otros dos, no tiene a ninguno de los tres (1 Juan 2:23; 2 Juan 3, 9, 11).



Nosotros queremos, amamos, servimos, obedecemos, adoramos a Dios(al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo).



Tan distinto y tan unidos son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo que la Biblia nos enseña a orar, y pedir al Padre en el nombre del Hijo, y con la ayuda del Espíritu Santo (Juan 14:15, 16:23; Romanos 8:26, 27). Tan distintos y tan unidos son el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo que se nos ordena a bautizarnos en agua en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Mateo 28:19).



Esa unidad compuesta del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo es la que el Señor Jesús toma como base para orar al Padre, para que lo suyo sean uno, así como el Padre y el Hijo son uno (Juan 17:11, 21, 22).



DIOS ES INFINITAMENTE VERDADERO.Su divina verdad debe ser aceptada, tal cual Él nos lo ha dado, no puede ser alterada, quitada, añadida, adulterada, ni falsamente interpretada. Es fundamental y básico para la salvación de las almas, creer el testimonio de las Sagradas Escrituras con respecto a la distinción y a la unidad del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.



El Hijo, o sea nuestro Señor Jesucristo, dijo:“Pero cuando venga el Consolador(esto es el Espíritu Santo),a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26).“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).“Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre”(Juan 16:28). “Padre yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (Juan 17:23).



El apóstol Juan escribe: “Porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo” (1 Juan 5:9, 10). “Hijitos… si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1). “Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios” (1 Juan 4:14, 15).



Cuando creemos y aceptamos estas verdades, tal como están reveladas en las Sagradas Escrituras, tenemos victoria en nuestra vida cristiana, pues la Biblia dice: “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?”(1 Juan 5:5). Pero “cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo,ése si tiene al Padre y al Hijo.Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina(esto es de la distinción y la unidad del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo),no lo recibáis en casa, ni le digáis:¡Bienvenido!Porque el que le dice:¡Bienvenido! participa en sus malas obras”(2 Juan 1:9-11).



Si en la deidad no existieran el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo como tales, entonces tal relación y tal revelación no nos hubiese sido dada, pues Dios no puede mentir ni engañar, “sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Romanos 3:4).



Amados, dice la Biblia que “ninguna mentira procede de la verdad” (1 Juan 2:21). Quien habla mentira en defensa de su doctrina, queda establecido que su doctrina es falsa. Hay quienes ocultan su doctrina unitaria porque saben que si se declaran públicamente todo su andamiaje se le va al suelo. Se les oye mencionar mucho el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo; pero en su fuero interno los mencionan como meros títulos de una misma persona, pues no creen en la personalidad real y verdadera de las tres divinas personas; quien oculta lo que cree y lo que es por conveniencias o ganancias no es digno de confianza, es engañador.



Es muy triste que las almas se pierdan sin nunca haber escuchado el Evangelio, pero es más triste que se pierdan conociendo el Evangelio, pero escuchando espíritus de error y doctrinas de demonios.



Amados, este es el mensaje, esta es la doctrina, y este es el Evangelio que proclamamos por doquier, no lo ocultamos, la Biblia no lo oculta. Dios no puede mentir.



Necesitamos la oración de todo el pueblo de Dios para ser fortalecidos en el Señor. Necesitamos la cooperación de todos para seguir avanzando por medio de las ondas radiales, de la página impresa, de nuestro ministerio personal, de la correspondencia, del ministerio de los que colaboran con nosotros; y de los obreros que ayudamos en los campos misioneros de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, de país en país, de continente en continente.



Sí, por los caminos de América y alrededor del mundo, llevando este mensaje de vida y de salvación, de sana doctrina, y de obediencia a las órdenes del Maestro que dijo: “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”(Mateo 28:19, 20).



Amigo, Dios no puede mentir, Él dice: “Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”(Lucas 13:3, 5). Ven ahora al Señor arrepentido de todos tus pecados, y Él te salvará.

Hermano, mantente firme en la Palabra de Dios y en la Sana Doctrina. Amén.


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