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Rev. Luis M. Ortiz
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó… Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Génesis 1:27, 28; 2:18-24.
El Tribunal Supremo de Puerto Rico, la más alta corte del país, emitió una opinión la cual facilita el divorcio por consentimiento mutuo de los cónyuges, dicha opinión fue acogida con agrado por algunos sectores e individuos ya acostumbrados a bregar y a participar en divorcios.
Pero por otro lado, la mencionada opinión ha sido interpretada por la gran mayoría del pueblo de Puerto Rico como otro golpe rudo y casi decisivo contra la conservación del matrimonio,la integridad del hogar, el bienestar de los hijos, la estabilidad moral de nuestro pueblo; todo lo cual ya está en crisis.
Es otra nube negra que se posa sobre cada hogar portorriqueño, es como una bomba de tiempo que se coloca en los cimientos del matrimonio y del hogar, y que por mutuo consentimiento puede ser activada para romper el matrimonio, derrumbar el hogar, y traumatizar los hijos.
Esta opinión del Tribunal Supremo de Puerto Rico nos obliga como ministros de Jesucristo, y para beneficio de todo nuestro pueblo, a recordar la ley acerca del matrimonio del más elevado Tribunal de todo el mundo nuestro Dios, y esta ley se encuentra en la Sagrada Escritura, la Santa Biblia.
Con todo el respeto que como ciudadanos debemos a las leyes humanas y a las opiniones judiciales, no importa cuán populares o tan impopulares puedan ser, nosotros como cristianos nos adherimos a lo que Dios dice en su Santa Palabra; añadido a todo esto, es lamentable que en las librerías evangélicas, por ganar unos pesos están vendiendo libros en defensa del divorcio y el recasamiento, lo cual es una maldición para el matrimonio, para el hogar, y para los hijos.
Y veamos lo que la Biblia enseña:
1°.- El matrimonio de un hombre y una mujer es una institución divina, es la unión por toda la vida de un hombre y una mujer para venir a ser una sola carne, para asegurar la perpetuidad y la felicidad de la raza humana.
El matrimonio es la base y fundamento del hogar, de la sociedad, y de la nación.
Dice la Biblia: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó… Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”(Génesis 1:27, 28; 2:18-24: Mateo 19:4).
Lamec fue el primer polígamo, esto es, tenía más de una mujer.Y Lamec era descendiente de Caín, quien a su vez fue el primer asesino, mató a su propio hermano. Así que el primer polígamo o mujeriego salió del primer criminal(Génesis 4:16-22).
2°.- El matrimonio de un hombre y una mujer, no solo es una institución divina, pero también es un acto divino.
En el primer matrimonio celebrado sobre la tierra Dios mismo intervino, dice la Biblia: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él… Jehová Dios… hizo una mujer, y la trajo al hombre”(Génesis 2:18-24). Y nuestro Señor Jesucristo refiriéndose a este acto divino del matrimonio, dice: “Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”(Mateo 19:6).
En la unión matrimonial de un hombre y una mujer no importa que autoridad reconocida oficie,sea ministro evangélico, sacerdote católico, abogado, notario, o juez, Dios le imparte su aprobación y Dios los junta, pues dice la Biblia: “Porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”(Romanos 13:1).
El hecho de que algunos matrimonios confronten problemas serios, no quiere decir que Dios no tuviera parte en ellos o que Dios no los uniera. El primer matrimonio no fue tan placentero, tuvo problemas serios, el esposo fue inducido por la esposa a la desobediencia, y ambos Adán y Eva experimentaron lo que es un corazón roto ante el cadáver de su hijo Abel, alevosa y premeditadamente asesinado por su hermano Caín.
3°.-El matrimonio de un hombre y una mujer, siendo una institución divina y un acto divino, une al esposo y a la esposa en una relación más íntima y más fuerte que la relación entre padres e hijos.
Leemos en Génesis 2:24,y dice: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer”. Y estas mismas palabras las reafirma nuestro Señor Jesucristo en Mateo 19:5.
4°.- El matrimonio de un hombre y una mujer, siendo una institución divina y un acto divino, que une al esposo y a la esposa en una relación más íntima y más fuerte que la relación entre padres e hijos, les une de tal modo que dejan de ser dos para venir a ser “una sola carne” (Mateo 19:6).
Esta declaración de “una sola carne”, demuestra que la actualidad de hombre y mujer al unirse en matrimonio forman un organismo vivo, firmemente unido por Dios, lo cual es la base y fundamento del hogar, de la familia, de la sociedad, de la nación, y del mundo. Tan firme es el lazo matrimonial y tan fuerte es el vínculo que el apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo también lo compara con el cuerpo humano y dice que el esposo es la cabeza y la esposa es el cuerpo.
Jesús dijo: “Por esto el hombredejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne… por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”(Mateo 19:5, 6). Esta frase “no lo separe el hombre”, tiene una fuerza muy grande en el original, y da a entender que es cortar o aserrar un entero en dos partes; es decir, que el hombre no separe, no corte, no asierre en dos partes lo que Dios juntó y lo hizo una sola carne. Y en el caso de la ilustración del cuerpo, que el hombre no separe la cabeza y el cuerpo.
Y esa es la clase de trabajo que se realiza cuando se facilita y se decreta un divorcio, están aserrando y separando aquello que a la vista de Dios son una sola carne y un cuerpo, y de este modo están matando la vida del hogar.
5°.-El matrimonio de un hombre y una mujer, siendo una institución divina y un acto divino que une al esposo y a la esposa en una relación más íntima y más fuerte que la relación de padres e hijos, que dejan de ser dos para venir a ser una sola carne, tal unión puede ser disuelta únicamente con la muerte.
En 1 Corintios 7:39, leemos: “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera”. El matrimonio liga a los cónyuges hasta la muerte de uno.
También leemos en Romanos7:2 y 3, como sigue: “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que,si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.”
Jesús dijo en Lucas 16:18, leemos:“Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiadadel marido, adultera.”También Jesús añadió:“Y si la mujer repudiaa su marido y se casa con otro, comete adulterio”(Marcos 10:12).
Todos estos versículos bíblicos citados, y otros más en la Biblia, demuestran que el matrimonio es indisoluble.
¿Podrá romperse el vínculo entre padres e hijos, no importa todas las leyes de la legislatura y las opiniones de la judicatura? ¡Nunca!
El padre podrá desheredar, podrá negar, pero seguirá siendo padre, y el hijo seguirá siendo hijo. De igual modo, el vínculo matrimonial que es más fuerte que el vínculo paterno, filial, no puede ser roto por los hombres.
Mucha gente toma el matrimonio de una manera muy liviana, y entra al mismo sin las debidas consideraciones y de modo irresponsable.Hay mucha gente que se toma más tiempo, y tiene más cuidado en escoger y comprar un automóvil,para poco tiempo, que en seleccionar una esposa para toda la vida. Hay mucha gente que cambia de conyugue con más facilidad que cambiar de vivienda.
El matrimonio no es una conveniencia social, a la merced de las circunstancias cambiables de la vida ni de las regulaciones ni opiniones de los hombres, sino que es un vínculo establecido por Dios para toda la vida. Por lo cual se debe entrar al mismo con toda seriedad,cordura y responsabilidad.
En el AT uno de los grandes mandamientos de la ley moral dice: “No cometerás adulterio”(Éxodo 20:14). En Levítico 18:20, dice: “No tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella.” La misma ley sentencia a los adúlteros, y dice: “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos”(Levítico 20:10). Y también en Deuteronomio 22:22, dice: “Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.”
Así que la pena, la sentencia, el castigo para el adúltero no era el divorcio, sino la muerte. El adúltero y la adúltera eran apedreados y morían, y la muerte rompía el vínculo matrimonial que cada uno de ellos tenía con su respectivo cónyuge, y estos quedaban libres pudiendo casarse nuevamentehabiendo enviudado.
En el NT al Señor Jesús “los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida… en el acto mismo de adulterio.Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues,¿qué dices?”(Juan 8:3-5). Ellos tenían que traer a la mujer y al hombre, pues la misma sentencia era para ambos. Jesús no invalidó tal ley moral, ni dijo que era demasiado fuerte, sino que la apoyó diciendo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella… ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno… Jesús… le dijo: “Mujer… vete, y no peques más(no adulteres más)” (Juan 8:7-11).
La única causa para una separación, que realmente era como una anulación del matrimonio, se encuentra en Deuteronomio 24:1, y dice: “Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, sino le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa.” A esta causa, o sea fornicación, se refirió Jesús cuando dijo: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera”(Mateo 19:9).
Adulterio es la violación de la fidelidad conyugal.Es el acto carnal de una persona casada con otra que no es su cónyuge. Moisés nunca permitió una carta de divorcio por causa de adulterio, pues ya hemos visto que la pena de este pecado era la muerte.
Fornicación es el acto carnal de una persona soltera, o entre solteros.
Volviendo a Deuteronomio 24:1,allí se establece que si el que acaba de casarse no le agradare su mujer por haber hallado en ella alguna cosa indecente, o sea fornicación, que fornicó con otro, siendo soltera antes de casarse con él, que le dé carta de divorcio.
Así que la única causa valida tanto en el AT como en el NT, para la separación o divorcio es la fornicación, esto es, que el recién casado encontrara que su esposa, que se había presentado como virgen no lo era, pues había fornicado con otro u otros antes de casarse con él. Aun así Jesús dice:“Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar (dar carta de divorcio) a vuestras mujeres de ellos, mas al principio no fue así”(Mateo 19:8). Cristo apela de la temporera concesión de Moisés a la eterna ley de Dios, “masal principio no fue así”.
Al principio Dios creó un hombre y una mujer, y no hizo ninguna provisión para divorcio. El Evangelio según San Mateo, escrito especialmente para los judíos, es el único de los evangelios que menciona lo de la excepción que hacía Moisés para el divorcio, y esto por la dureza del corazón de ellos. Pero los evangelios de San Marcos y San Lucas, que fueron escritos para los gentiles, no se hace mención de ninguna excepción.
Las palabras de Cristo son tajantes en San Marcos 10:11 y 12, dice: “Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.”Y en San Lucas 16:18, dice: “Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.”
Cuando Jesús enseñó estas cosas, sus discípulos le dijeron: “Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse” (Mateo 19:10). Y realmente no conviene casarse ligeramente, neciamente, irresponsablemente.
Las leyes y tribunales humanos cada vez hacen las cosas más fáciles, divorcian por incompatibilidad de caracteres, y por muchas otras causas similares; y ahora se añade otra, por mutuo consentimiento. Pero es bueno, necesario y saludable, que todos sepan, que conforme a la Santa Biblia ninguna de esas causas tiene validez en el Tribunal de Dios. Y por lo mismo, es pecado, del cual hay que arrepentirse y pedir perdón a Dios.
Juan el Bautista denunció el pecado de adulterio del rey Herodes, quien se había casado con la mujer de Felipe, su hermano. Juan le decía:“No te es lícito tenerla” (Mateo 14:4). Y por causa de esta denuncia Juan el Bautista fue decapitado, su cabeza y su cuerpo fueron divorciados. Sé que mensajes como este son fuertes para muchos, pero esa es la pura Palabra de Dios.
Pero también hay muchos, muchos que aprecian, agradecen, alaban a Dios, se arrepienten, son salvos, llegan a ser felices escuchando estos mensajes que el Señor nos da.
Amigo, ¿si estás confundido y perdido en algún laberinto de pecado? Te invito a recibir a Cristo en tu corazón, y Él te salvará y guiará por sendas de justicia. Dios le bendiga.
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