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Yo soy el Señor, y no hay otro. No hablé en secreto. – Isaías 45:18-19.
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. – Juan 6:68.
Dios dice claramente que él es quien habla en la Biblia. Él es el único Dios. Dios es eterno: no tiene principio ni fin. El objetivo de nuestra existencia es vivir con él, por él y para él, del mismo modo que vivimos para aquellos a quienes amamos. Por medio de la Biblia podemos tener una verdadera relación con Dios. En Juan 5:39 leemos: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Quien dice estas palabras es Jesús, el centro de las Escrituras. La plena revelación de Dios es para aquellos que se esfuerzan en leer la Biblia en oración y con humildad.
En el Antiguo Testamento Jesús es anunciado como el Mesías, aquel que fue escogido por Dios para salvar a su pueblo. El Nuevo Testamento nos presenta a Jesucristo, Dios hecho hombre, quien vino a la tierra para reconciliar a los hombres con Dios por medio de su sacrificio en la cruz.
La Biblia no es un libro como los demás, pues comunica la vida. Creer en Jesús, a quien ella revela, nos pone en relación con el gran Dios creador del cielo y de la tierra, el único Dios justo y salvador, el único Dios vivo y verdadero. “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). ¡Esta es una vida abundante! Dios se da a conocer como nuestro Padre. ¡Sí, vale la pena leer y releer la Biblia, y creer lo que nos dice!
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