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La consecuencia del castigo
físico es un aumento de la agresividad hacia padres, hermanos, otros niños, y
finalmente a sus parejas.
FEBRERO DE 2012, CANADÁ
En el pasado de los
golpeadores hay golpes. Así lo indica un estudio publicado en la Revista de la
Asociación Médica Canadiense (CMAJ, siglas en inglés), que señala que los
castigos corporales aumentan la agresividad de los niños y puede cambiar áreas
en el cerebro vinculadas al rendimiento en pruebas de coeficiente de
inteligencia.
Los doctores Joan Durrant y Ron Emson analizaron investigaciones realizadas durante los pasados 20 años sobre castigos corporales y concluyeron que "sin ninguna excepción" la conclusión es un aumento de la agresividad hacia padres, hermanos y otros niños y posteriormente sus parejas.
PROBLEMAS MENTALES
"Virtualmente sin ninguna excepción, estos estudios desvelaron que el castigo físico estaba asociado con mayores niveles de agresividad" afirmaron la doctora Joan Durrant, del Departamento de Ciencias Sociales de la Familia de la Universidad de Manitoba y Ron Emson, del Hospital Infantil del Este de Ontario.
El estudio también indica que el castigo físico está asociado con problemas mentales como depresión, ansiedad y el consumo de drogas y alcohol.
REPETICIÓN DE CONDUCTAS
Los autores añadieron que "los resultados sugieren de forma consistente que el castigo corporal tiene un efecto causal directo en la exteriorización de comportamiento, ya sea a través de una respuesta reflexiva al dolor, modelización (se alienta este tipo de comportamiento con el ejemplo) o procesos familiares coercitivos". Es decir que el modelo aprendido en casa se repite en las relaciones futuras.
Según este informe, muchos problemas sociales podrían prevenirse si los mayores –padres y educadores- tuvieran en cuenta que el castigo físico tiene graves consecuencias , ya que no sólo puede cambiar áreas en el cerebro vinculadas al rendimiento en pruebas de coeficiente de inteligencia, sino que también aumenta la agresividad y la vulnerabilidad de la dependencia de drogas y alcohol
Los doctores Joan Durrant y Ron Emson analizaron investigaciones realizadas durante los pasados 20 años sobre castigos corporales y concluyeron que "sin ninguna excepción" la conclusión es un aumento de la agresividad hacia padres, hermanos y otros niños y posteriormente sus parejas.
PROBLEMAS MENTALES
"Virtualmente sin ninguna excepción, estos estudios desvelaron que el castigo físico estaba asociado con mayores niveles de agresividad" afirmaron la doctora Joan Durrant, del Departamento de Ciencias Sociales de la Familia de la Universidad de Manitoba y Ron Emson, del Hospital Infantil del Este de Ontario.
El estudio también indica que el castigo físico está asociado con problemas mentales como depresión, ansiedad y el consumo de drogas y alcohol.
REPETICIÓN DE CONDUCTAS
Los autores añadieron que "los resultados sugieren de forma consistente que el castigo corporal tiene un efecto causal directo en la exteriorización de comportamiento, ya sea a través de una respuesta reflexiva al dolor, modelización (se alienta este tipo de comportamiento con el ejemplo) o procesos familiares coercitivos". Es decir que el modelo aprendido en casa se repite en las relaciones futuras.
Según este informe, muchos problemas sociales podrían prevenirse si los mayores –padres y educadores- tuvieran en cuenta que el castigo físico tiene graves consecuencias , ya que no sólo puede cambiar áreas en el cerebro vinculadas al rendimiento en pruebas de coeficiente de inteligencia, sino que también aumenta la agresividad y la vulnerabilidad de la dependencia de drogas y alcohol
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