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Servir a Dios, amarle y obedecerle, es la más grande y poderosa profesión. El verdadero hombre del Señor es un “Instrumento Escogido” y es la persona más necesaria en la comunidad.
El ministerio cristiano es la ocupación más noble y digna debajo del sol. El verdadero hombre de Dios es un “Instrumento Escogido” en las manos de Dios, y es la persona más necesaria en la comunidad. Hay instrumentos de Dios más necesarios:
Que el COMERCIANTE: que compra y vende, porque el hombre de Dios “compra la verdad y no la vende” (Proverbios 23:23).
Que el ELECTRICISTA: porque conecta los cables para el servicio eléctrico, pero el hombre de Dios conecta al creyente con Dios.
Que el INGENIERO: porque diseña y construye puentes, pero el hombre de Dios señala el camino y el puente de la fe hacia Cristo.
Que el ABOGADO: porque defiende causas justas e injustas, pero el hombre de Dios defiende la causa más justa, la expiación del alma.
Que el JUEZ: porque juzga en cuestiones temporales de la ley humana, pero el hombre de Dios juzga en cuestiones eternas, espirituales, y de la ley divina.
Que el MÉDICO: porque diagnostica y receta enfermedades físicas, pero el hombre de Dios se especializa en el alma y el espíritu.
Que el BANQUERO: porque el capital es material y transitorio; pero las riquezas del hombre de Dios son eternas.
Que el PERIODISTA: porque propaga anuncios y noticias buenas y malas, pero el hombre de Dios propaga las buenas nuevas de salvación en Cristo Jesús.
Que el CATEDRÁTICO: porque enseña materia y conceptos de ciencia que en pocos años ya resultan obsoletos, pero el hombre de Dios enseña el mensaje de Dios que permanece para siempre.
Que el AGRICULTOR: porque siembra y cultiva la semilla para el sustento de la vida humana, pero el hombre de Dios siembra y cultiva la simiente de la Palabra de Dios que sustenta la vida espiritual y eterna.
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