El eminente apóstol nos ofrece algunas razones por las cuales él no se avergonzaba del Evangelio, y por lo mismo lo predicó por veredas, caminos, como también en la aristocrática y opulenta Roma, y en la culta y refinada Atenas.
Afirma que no se avergüenza del Evangelio por causa de su origen divino, porque es de Dios, es la buena nueva de Dios al hombre.
No se avergüenza del Evangelio por causa de su carácter, es potencia de Dios. La supereminente grandeza del poder de Dios esta presente en el mensaje y en la obra del Evangelio para producir el nuevo nacimiento, para dar salvación, para impartir gracia, para establecer en la fe, para libertar, para dar vida espiritual, para limpiar la Iglesia, para impartir inmortalidad, para traer paz, para dar protección, para dar plenitud de bendición.
No se avergüenza del Evangelio por causa de la bendición que trae, esto es salvación. Y esta palabra salvación, es muy abarcadora, significa liberación del peligro, victoria sobre los enemigos, sanidad del cuerpo, perdón de los pecados y liberación de la ira venidera.
No se avergüenza del Evangelio por causa de su medio de gracia, esto es la fe en los méritos del sacrificio de Cristo. “Por gracia sois salvos por medio de la fe… no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8, 9).
No se avergüenza el gran apóstol del Evangelio por causa de su imparcialidad, porque es para todo aquel que cree, sea judío o gentil, y de cualquier raza o posición.
No se avergüenza del Evangelio por causa de su revelación y fundamento, esto es la justicia de Dios.
No se avergüenza del Evangelio por causa de su autoridad bíblica: “Escrito está”. Es el plan divino revelado y registrado en las Sagradas Escrituras para la salvación del hombre.
Nosotros de la misma manera no podemos avergonzarnos de este Evangelio de poder, de virtud y de gracia; este Evangelio completo y abarcador, que tiene una respuesta a cada pregunta y una solución a cada problema humano.
Evidentemente hay quienes se avergüenzan del mensaje sencillo, pero poderoso, del Evangelio de Jesucristo, y se alejan de sus postulados bíblicos para predicar otro evangelio, como escribió San Pablo a los gálatas. Los complicados problemas de la humanidad hayan respuesta y solución en el Evangelio de Jesucristo, que es potencia de Dios, y por lo mismo la Iglesia no tiene que recurrir a otras predicas y a otras practicas, sino predicar el Evangelio con demostración del Espíritu Santo y de poder.
El Evangelio de nuestro Señor Jesucristo es potencia de Dios, cuando es predicado en la virtud y unción del Espíritu Santo, con temor de Dios y con limpia conciencia, esa potencia de Dios se hace manifiesta en toda su gloria y en todos los beneficios para los creyentes.
El Evangelio de Jesucristo es a la vez suficientemente poderoso para mover la gente a sostener y propagar la obra de Dios, sin que haya que recurrir a métodos, y sistemas humanos, y mercantiles para su sostén y promoción. Ahora cuando la Iglesia no predica el Evangelio completo y abarcador del Nuevo Testamento con demostración y poder del Espíritu Santo, como la Biblia lo ordena, entonces la iglesia tiene que tomar prestado del mundo: prédicas, conceptos, métodos, sistemas y tácticas que naturalmente hacen del evangelio otro evangelio.
Por ejemplo, en los explosivos problemas sociales como la división de clases, las luchas obrero patronales, las pugnas racial, la pobreza extrema, etc. Cuando no se predica el Evangelio completo y abarcador con demostración, poder, y unción del Espíritu Santo entonces usted ve iglesias, ministros, usando todos los métodos y tácticas humanas encabezando huelgas, marchas, contramarchas, manifestaciones de protesta, arengas, etc. todo en nombre del Evangelio, y desde luego ese viene a ser otro evangelio.
EL Evangelio completo y abarcador, con demostración y poder del Espíritu Santo, resuelve todo problema social en el hombre y en la comunidad. En el verdadero Evangelio no hay griego ni judío, que es la más arraigada división social; no hay circuncisión ni incircuncisión, que es la más marcada división religiosa; no hay bárbaro ni escita, que es la más notable división intelectual; no hay siervo ni libre, que es la más señalada división social; no hay varón ni hembra, que es la más profunda división humana; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús, y Cristo es el todo, y en todos (Colosenses 3:11; Gálatas 3:28, 29).
Toda barrera se cae ante el impacto del Evangelio completo, que es potencia de Dios, predicado con demostración y unción del Espíritu Santo.
También en los peligrosos problemas políticos en el mundo como las relaciones internacionales, proliferación de armas nucleares, conversaciones de paz, guerras, amenazas de guerras, etc. Cuando no se predica el Evangelio completo y abarcador, que es potencia de Dios; entonces usted ve iglesias, ministros, y seminaristas de teología montando piquetes, portando cartelones por las calles, realizando manifestaciones contra estos contra aquellos, todo como evangélicos, en nombre del Evangelio, pero naturalmente este viene a ser otro evangelio.
Dios ha dicho que no hay paz para los impíos (Isaías 48:22; 57:21), y la gente y las naciones rechazan a Dios y su Evangelio y se dan al pecado, tienen que venir guerras. Dice la Biblia en Santiago 4:1 y 2, leemos: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis”. Es inútil, infructuoso, ridículo, e infantil que la iglesia piense que puede haber paz montando piquetes, portando cartelones en un mundo incrédulo que cada vez rachaza más a Dios y su Evangelio, hacer eso es predicar otro evangelio.
El Evangelio completo y abarcador predicado con demostración, virtud y unción del Espíritu Santo trae verdadera paz al corazón turbado, dice el Señor: “La paz os dejo, mi paz os doy” (Juan 14:27).
Además, en los alarmantes problemas morales como los vicios, la adicción a las drogas, la semidesnudez en el vestir, el adulterio, el divorcio, el recasamiento, etc. Cuando no se predica el Evangelio completo y abarcador con demostración y poder del Espíritu Santo; entonces usted ve que para atraer y distraer, contentar a la gente; iglesias y ministros recurren a la psiquiatría, a fiestas, bingos, tómbolas, bailes, admiten y practican la semidesnudez, hay divorcios, recasamientos, etc. Todo lo cual, desde luego, es otro evangelio.
El Evangelio completo y abarcador, predicado en demostración y poder del Espíritu Santo, hace al creyente una nueva criatura. Dice la Biblia: “Que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Todo lo de la vida de pecado pasa, los vicios, las drogas, la mini vergüenza, todo es hecho nuevo, nuevo nacimiento, nueva mente, nuevo corazón, nuevos ideales, nuevo vocabulario. En este Evangelio completo y abarcador todos nuestros problemas hayan solución.
Para el adorador, Jesús dice: “Yo soy el Hijo de Dios” (Juan 10:36); para el investigador, Jesús dice: “Yo soy el Mesías” (Mateo 24:5); para el hambriento espiritual, Jesús dice: “Yo soy el Pan de Vida” (Juan 6:35, 48); para el que está en tinieblas, Jesús dice: “Yo soy la Luz del mundo” (Juan 8:12); para el perdido, Jesús dice: “Yo soy el Camino… yo soy la Puerta” (Juan 14:6, 10:9); para el que esta en error, Jesús dice: “Yo soy… la Verdad” (Juan 14:6); para el moribundo, Jesús dice: “Yo soy la Resurrección y la Vida” (Juan 11:25).
Los que quieran seguir predicando otro evangelio que sigan -peor para ellos- en cuanto a mi “no me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1:16). En este Evangelio de poder estamos completos, no necesitamos tomar prestado del mundo sus conceptos, sus métodos y practicas; las tinieblas se hacen luz, la tristeza gozo, el llanto cántico, la enfermedad salud, la perdición salvación, la esclavitud libertad, el vicio virtud, la muerte vida.
Si amigo, en Cristo tenemos un amor que no puede ser medido, un perdón que no puede ser superado, una justicia que no puede ser quitada, un descanso que no puede ser interrumpido, una paz que no puede ser entendida, un gozo que no puede ser turbado, una esperanza que no puede fallar, una luz que no puede ser apagada, una gloria que no puede ser nublada, una vida que no puede morir. Decididamente, ¡no me avergüenzo de este Evangelio!
Amigo, si no conoces en tu experiencia personal este Evangelio, que es potencia de Dios para salvar. Pídele al Señor Jesucristo que Él venga a tu vida ahora. Acepta a Cristo como tu gran Salvador y única respuesta a todas tus respuestas e inquietudes. Amén.
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